Los hombres mayores y los niños a veces utilizaban sillas de montar en la caza del bisonte. Véase la imagen 2. La silla de montar se fabricaba con dos piezas de madera de unos 20 centímetros de largo y un centímetro y medio de grosor.
Las dos piezas estaban unidas por un cuerno de alce que se moldeaba y ajustaba para formar un arco justo detrás de la cruz del caballo. Otro trozo de asta de alce unía las dos piezas de madera detrás del jinete. La piel de bisonte cruda cubría toda la silla de montar y se cosía en su lugar con tendones.
Véase la imagen 3. Cuando el cuero crudo se secaba, la silla de montar de madera y cuerno era muy resistente. La silla se sujetaba al caballo con una cincha de cuero de bisonte.
Algunos cazadores hacían estribos de cuero de búfalo o de madera. Véase la imagen 4. Estas sillas de montar bien hechas podrían haber sido utilizadas por generaciones de cazadores Lakota.
La silla de montar de la mujer se fabricaba de forma similar, pero se construía de forma que la mujer también pudiera llevar grandes bultos de enseres domésticos o niños a caballo. Véase la imagen 5. Algunos caballos Lakota se utilizaban para tirar de cargas embaladas en un travois TRAV-wah, o TRAV-voy.
Véase la imagen 6. El travois se fabricaba con palos de tipi que se insertaban en un arnés colocado sobre el lomo del caballo. Entre los palos se colgaba una cesta de palma para transportar niños, ancianos o adultos enfermos, enseres domésticos o carne de bisonte.
Antes de que los caballos llegaran a las Grandes Llanuras del norte, los perros tiraban de travois mucho más pequeños. Véase la imagen 7. Una mujer que podía empacar un travois eficientemente y bien era tenida en alta estima.
