Hay muchas formas de regalarles una. Siempre puedes comprarles una puerta o incluso encontrar una de segunda mano y adaptarla a tu gallinero gratis. Estoy a favor de la reutilización y el reciclaje, pero los gallineros de madera pueden esconder plagas y problemas.
Te aconsejo que sólo compres un gallinero de madera de segunda mano de una fuente de confianza que conozcas e incluso que lo limpies a fondo antes de usarlo. Otra opción que puedes considerar es comprar una conejera y reconvertirla, ideal para los bantam. Merece la pena echar un ojo a una conejera de segunda mano, pero no aconsejaría un gallinero de segunda mano por el riesgo de llevarse a casa parásitos como el ácaro rojo.
Hay una excepción: los gallineros de plástico, si están en buen estado, merecen la pena ser comprados de segunda mano. Antes de confiarles tus gallinas, lávalas a fondo con detergente. Un lavado a chorro llegará a todos los rincones y grietas.
A continuación, desinféctalo y déjalo durante una semana para que desaparezca cualquier rastro residual. Vuelve a pulverizar y ya está listo para funcionar. Lo primero que necesitas es hacer un diseño de la estructura del gallinero, siempre con espacio suficiente para las gallinas que quieras tener.
A continuación, debes tener todos los materiales a mano, es decir, madera, tornillos, herramientas, malla metálica, paja, cierre… Ahora sólo tienes que seguir tu propio diseño, construyendo las paredes y el techo con la madera y uniéndolos con los tornillos y el pestillo este para abrir el gallinero y limpiarlo o coger los huevos. En el interior debes dividir la superficie en zonas: una para comer, otra para dormir, otra para servir de nido…
Si es muy pequeño, no hace falta.